domingo, 27 de julio de 2014

16. Hogar, dulce hogar.

La vuelta a casa se les volvió larga, pero cuando llegaron estaban todos felices de estar de nuevo en sus hogares. Melanie y George volvieron juntos, y estaban alli sus padres esperandoles, en el jardín, con una sonrisa de oreja a oreja.



Alba: -¡Mis niños! Pero que cambiados os veo. - Ernesto, simplemente los abrazó, con los ojos llenos de lágrimas.
George: -Eh eh, no me lloréis que la chaqueta es nueva, jajaja. - Melanie, igual que su padre, los abrazó emocionada.



Dentro les esperaba la especialidad de la casa, y un buen postre navideño: panettone casero. Melanie y George devoraron la comida, y en menos de 20 minutos ya habían acabado.



Melanie: -Ay mamá, no hay nada como la comida casera, de verdad...
Alba: -Yo te enseñé algunas recetas, ¿no las preparaste?
Melanie: -Sí, pero como tu comida no hay ninguna mamá.
George, con la boca aún llena: -Efto ehta fuenísimo.
Ernesto: -No perdamos la educación George, jaja, qué es eso de hablar con la boca llena, ¿o debería decir rebosando? - George tragó sonoramente.
George: -Está b-u-e-n-í-s-i-mo.
Melanie: -Bueno, yo me voy a duchar y luego a dormir, necesito un bueeen descanso.
George: -Lo mismo digo.
Alba y Ernesto les dieron un abrazo y les desearon un buen descanso a sus hijos.

Después de la ducha, Melanie estaba con un sueño increíble, pero se conectó un rato para hablar con Mike.



Mike: Hola nena.
Melanie: Holaaa, ¿qué tal la vuelta a casa?
Mike: Bien, nada del otro mundo. Yo sigo siendo yo, y mi madre sigue siendo ella.
Melanie: Pues a mi me esperaba un banquete de bienvenida, jaja. A ver si mañana te vienes a cenar, mis padres hacen una lasaña de muerte.
Mike: No lo dudo, el restaurante tiene lista de espera, por algo será.
Melanie: Bueno pues aquí comerás en exclusiva, y gratis.
Mike: Jajaja, gracias. Entonces mañana estoy allí. ¿A qué hora?
Melanie: Vente por la tarde, podemos ver alguna peli hasta que sea la hora de la cena. A las seis y media está bien.
Mike: Hecho.
Melanie: Yo me iré ya a dormir, ¿vale? Estoy molida.
Mike: Vale, yo igual. Hasta mañana.
Melanie: Hasta mañana.

Melanie ya estaba yéndose a dormir, cuando escuchó a sus padres marchando al restaurante a encargarse de algunos asuntos. La cosa aquí seguía igual, tal y como Mike decía de su familia. No había hablado mucho de si mismo, pero suponía que vivía solo con su madre. Nunca había hablado de su padre, y Melanie nunca le preguntó por él. A lo mejor era un asunto delicado, y esas cosas a Melanie no se le daban del todo bien... consolar a alguien era complicado, cuando alguien llora, Melanie se siente impotente. Entre estos pensamientos, se quedó dormida.

Melanie se despertó tarde, y tenía dolor de cabeza de haber dormido tanto. A pesar de ser esa su casa, su habitación, y su cama, le faltaba alguien al lado. Mike se había vuelto imprescindible, y ni si quiera se había dado cuenta de cuando había pasado eso.



***

A las seis y media, Mike estaba aparcando fuera, y Melanie salió a recibirle. Alba y Ernesto dormían, y por la mañana temprano, George ya se había ido por ahí con el coche.

Melanie: -Te he echado de menos... - y se acurrucó entre los brazos de Mike.




Mike: -Y yo, pero ya estoy aquí. - entraron de la mano al salón y se pusieron a ver la tele.

No encontraban nada entretenido, todo eran programas de cotilleo y series baratas, así que pusieron una película de la colección de dvds de Ernesto.



La película estaba acabando, cuando Alba llegó de la compra cargada con un par de bolsas.

Alba: -Espero que os guste la lasaña, por que hoy hay eso.
Melanie: -A mi me encanta, y le he invitado por que sabía que hoy la harías.
Alba: -Bien, en una hora estará ya todo preparado. - se puso su delantal, su cara de chef profesional y empezó la preparación.



Mientras se preparaba la cena, Melanie y Mike siguieron viendo cosas en la tele, cuando de repente llegaron George y Amanda.



Melanie: -Genial. - murmuró a Mike.
George: -¡Buenas noches familia! Ya estamos aquí.
Alba: -Hola hijo, buenas noches, Amanda.
Amanda: -Buenas noches, señora Stevens.



La cena transcurrió con normalidad, hablaron de la universidad y poco más. Melanie miraba de vez en cuando a George y Amanda, y se preguntaba si de verdad su hermano era feliz. Desde que estaban juntos, George estaba más serio. Ella seguía igual.



***

Faltaban tres días para volver a la universidad, y a Melanie se le había hecho eterno el tiempo en casa de sus padres. Ese día había quedado con Prue para ir al cine, y ya estaba arreglada para ir.



Cuando llegó al teatro, Prue estaba muy concentrada escribiendo en el móvil. Se quedó desde lejos mirándola, y escribía muy rápido y sin parar. Lo más raro de todo es que de vez en cuando se reía tontamente.



Se acercó corriendo a Prue y...

Melanie: -Confiesa pequeña cerebrito, ¿cómo se llama él?
Prue puso los ojos abiertos de par en par, y se quedó callada.

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