domingo, 27 de julio de 2014

23. ¿Dónde hay que firmar?

Señor: -Pase, pase. Tome asiento.
Melanie: -Gracias.
Señor: -Mi nombre es Duncan Collins, y soy el presidente de Le Gacette.
Melanie: -Encantada, señor Collins. - se quedó mirándolo, extrañada. "¿He oído antes ese nombre? Meh, seguramente me suene de la revista."
Collins: -Supongo que en la entrevista ya le hablarían del puesto de lo que debería hacer, ¿no?
Melanie: -Sí señor Collins.
Collins: -De acuerdo, pues aquí tengo el contrato, leelo con calma y cualquier duda me la preguntas.



Tras quince minutos de lectura - lo leyó dos veces por si acaso - no encontró nada que preguntar.

Melanie: -Vale ya está.
Collins: -¿Alguna duda o pregunta?
Melanie: -No. ¿Dónde hay que firmar?
Collins: -En el margen de cada página. - le dió una pluma que tenía pinta de valer una fortuna, y firmó los papeles.
Melanie: -Tome.
Collins: -Bueno, como faltan tres días para acabar el mes, puede venir el día uno.
Melanie: -De acuerdo. - Collins se levantó y ella hizo lo mismo.
Collins: -Hasta pronto, señorita Stevens.
Melanie: -Hasta pronto.



***

Cuando volvió de la universidad estando a punto de graduarse, su madre adoptiva se enfadó bastante con ella. "¿Cómo se te ocurre dejarlo estando a un par de meses de graduarte? ¿Es que no te das cuenta del esfuerzo que hemos tenido que hacer para pagarte los estudios?"



En ese momento Amanda estaba furiosa con su madre, pero pensándolo ahora, unos meses después de aquello, se daba cuenta que había actuado como una niña. Amanda volvió a ir al psicólogo, y le mandaron otro tipo de pastillas para controlar la ansiedad.

Psicólogo: -¿Por qué llevas los antebrazos vendados?
Amanda: -Por que tengo cicatrices.
Psicólogo: -¿De qué?
Amanda: -...
Psicólogo: -¿Te han herido?
Amanda: -No.
Psicólogo: -¿Quién ha sido?
Amanda: -Yo, anoche. Y antes de anoche. Y el día anterior, y...
Psicólogo: -Ya veo... Amanda, tienes que cambiar las pastillas, ¿vale?
Amanda: -Como usted diga.
Psicólogo: -No sé qué te habrá pasado en la universidad, pero estás con la tensión bastante alta y el pulso acelerado. Estas pastillas deberían ayudarte. Si de repente te encuentras mal, toma estas otras, ¿entendido?-
Amanda: -Vale.
Psicólogo: -Bueno, esto es todo por hoy, en quince días quiero que vuelvas para hacerte unos análisis.



Eso fue lo que le dijo el psicólogo. "Vale" le había contestado ella, pero ahora que tenía las pastillas enfrente no recordaba para qué era cual. Se tomó las del bote de su derecha, esperando que fueran esas. Ahora vivía con Dilan. Lo conoció un día que se le estropeó el coche yendo a comprar. Él fue muy amable al llevarla en coche al taller más cercano para avisar de que su coche estaba averiado en una de las carreteras secundarias de la ciudad. La casa en la que vivían no era nada del otro mundo, salón, comedor y cocina en una misma estancia, un baño pequeño, y una habitación. Al principio Amanda tenía trabajo, pero la despidieron por llegar tarde varias veces. Dilan trabajaba repartiendo el periódico por la mañana, y en un supermercado por las tardes.

Amanda aún pensaba en George. "Tengo suerte" pensó "al menos Dilan no me dice que me quiere ni me pide más de lo que le doy." Cogió el móvil y le envió un mensaje a George: <<Supongo que ya habrás vuelto a casa. Si te apetece podemos ir a tomar algo esta noche>>.



Esperando que le contestara, se quedó dormida en el sofá.



Unas horas después, sonó un mensaje: <<Gracias, pero no tengo ganas>> Amanda sintió que se mareaba: <<Por qué? Podríamos hablar de lo de aquella noche...>> respondió: <<No me interesa, prefiero olvidar eso y olvidarte a ti, hasta nunca>>. Marcó su número de teléfono, pero no le salía el buzón de voz. Llamó otra vez y le volvió a salir, y otra vez...

Amanda empezó a llorar en silencio y se tomó un puñado de pastillas. Y por fin se relajó.




***

A las once y media de la mañana, George se despertó, no tenía más ganas de seguir durmiendo, por fin había dormido lo que su cuerpo le pedía. Quizás demasiado. Después de ducharse y beber un café, volvió a la habitación y encendió el móvil "Ocho llamadas perdidas de Amanda, ¿no se cansa...?"



Se puso el chándal y decidió salió a correr "se acabó esto de estar en los huesos, tengo que volver a ser el que era".



***

Pasados unos días, llegó el primer día de trabajo de Melanie. Y como siempre, se había pegado al menos veinte minutos mirando qué ponerse que dijera: soy responsable y seria. Cuando ya estuvo lista, cogió un taxi y fue al trabajo.



April: -Buenos días señorita Stevens.
Melanie: -Buenos días Young. - ésta se levantó y se acercó a Melanie.
April: -Aquí tienes la llave de tu oficina. Está en el sótano. - Melanie se puso ceñuda. - Oh, no te creas que te queremos esconder, jajaja. Verás, el fotógrafo anterior habilitó el sótano de forma que su oficina estaba comunicada directamente con el cuarto oscuro del revelado de fotografías.
Melanie: -Bueno, no está mal pensado si lo piensas... gracias.
April: -Simplemente bajas a la planta menos uno y la primera puerta es la de tu oficina. Ahí mismo tienes el cuarto de revelado.
Melanie: -Gracias.
April: -Si quieres te lo enseño, no tardo nada.
Melanie: -No te molestes, no creo que me pierda.
April: -Como desees. - volvió a su mesa y se sentó.



Melanie bajó al sótano y... "vaya, ¿se les olvidaría decorar esta planta?". Efectivamente, en el sótano solamente había una puerta, metió la llave y entró a su oficina.



"No está mal..." pensó "un par de toques femeninos y será habitable".



Pasó al cuarto de revelado. No había ningún material fuera de su sitio "menos mal... con la luz me hubiera cargado algunas cosas". Cómo no, el foco era rojo.



Mientras Melanie inspeccionó el equipo que tenían en la oficina, pasó una hora, y llamaron a la puerta.

Melanie: -Adelante.
Collins: -Buenos días, señorita Stevens. ¿Instalándose?



Melanie: -Miraba el equipo del cuarto de revelado.
Collins: -Si falta algo se lo dice a Young, ella hace los pedidos necesarios.
Melanie: -Vale gracias. ¿Para hoy hay algo?
Collins: -Hay que publicar para este fin de semana la revista. No sé si sabe que sale cada viernes.
Melanie: -Sí, he estado mirando números anteriores, están todos archivados aquí en carpetas.
Collins: -No me extraña, el señor Troy lo tenía todo perfectamente organizado. Es el que trabajaba antes aquí.
Melanie: -Intentaré seguir su ejemplo. ¿Puedo preguntar qué pasó?
Collins: -Nada morboso, señorita Stevens, simplemente se jubiló.
Melanie: -Ah, claro.
Collins: -Vuelvo a mi despacho. Si necesita algo, llame usted a la señorita Young. Hasta luego.
Melanie: -Gracias, hasta luego.



Hizo inventario del cuarto de revelado y subió a llevarselo a April. "Ahora que me acuerdo, hoy no he desayunado..."

Melanie: -Hola Young, me dijo Collins que si necesitaba cosas para el cuarto de revelado te pasara a ti la lista. Aquí está.
April: -Puedes llamarme April, yo te llamaré Melanie, si te parece bien. Gracias por esto, haré el pedido para que llegue lo antes posible.
Melanie: -Gracias, April.
April: -Melanie, el señor Collins quiere que le suban estos informes, ¿se los puedes llevar tú? Estoy esperando a un cliente que llega con retraso.
Melanie: -Sin problema, yo se los llevo.



Melanie subió con los informes en la mano, y llamó a la puerta dando un par de golpes con los nudillos.

Collins: -¡Adelante! - uf suena cabreado...
Melanie: -Hola señor Collins, April, digo... Young, quería que le trajera estos informes.
Collins: -Por fin. Déjamelos aquí.
Melanie: -¿Nece...
Collins: -¡Stevens!

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